La batalla del Jarama tuvo lugar en las proximidades del curso medio del río Jarama, entre los días 5 y 25 de febrero de 1937. El objetivo de los nacionales era aislar Madrid de Valencia mediante una rápida maniobra que le permitiese cortar la carretera que une ambas ciudades, y llegar posteriormente hasta Alcalá de Henares.
El general Orgaz recibe el mando de 18.000 hombres para iniciar las operaciones y le responde las fuerzas del coronel Burillo con 30.000 soldados.
La batalla del Jarama fue la primera gran batalla moderna de la historia de España, donde participaron fuerzas de infantería, caballería, fuerza acorazadas y escuadrones de cazas rusos e italiano que lucharon valerosamente en los cielos del valle del Jarama.
El campo de batalla alcanzaba Rivas-Vaciamadrid, Morata de Tajuña, San Martín de la Vega y Ciempozuelos, asi como numerosos cerros como el Pingarrón, de 695 metros de altitud y La Marañosa; valles como los del Manzanares, el Jarama y el Tajuña; y puentes como los de Pindoque y Arganda, fueron escenario durante las tres semanas de febrero de 1937 de feroces combates.
Su desenlace, desde el punto de vista estratégico acabó en tablas, mientras que tácticamente se puede considerar una victoria de los nacionales al avanzar el frente entre 15 o 20 kilómetros en dirección Madrid a lo largo de un frente de 20 kilómetros.
Los nacionales sufrieron 6.000 bajas y los republicanos 10.000.
La toma de Málaga por los nacionales, casi coincide con una nueva ofensiva de los ejércitos de Franco desde el sudoeste de Madrid en dirección a la capital de la República. Franco había intentado entrar en Madrid por la Ciudad Universitaria y por la carretera de la Coruña sin fortuna para sus intenciones. La defensa, muy bien organizada por el general Miaja, la llegada del material soviético y la participación de las Brigadas Internacionales, impidieron la entrada de los nacionales en Madrid. Ahora Franco lo iba a intentar por el este de la capital.
Los nacionales atacaron con 5 brigadas al mando de: la 1ª Coronel Rada, la 2ª Coronel Sainz de Buruaga, la 3ª Coronel Barrón, la 4ª Coronel Asensio y la 5ª Coronel García Escámez. Las brigadas 1ª, 2ª y 3ª estaban comandadas por el general Varela; y el mando supremo de todo el cuerpo de ejército poe el General Orgaz.
El objetivo de la ofensiva nacional era cortar la carretera Madrid-Valencia. El frente de unos 20 kilómetros, se extendía entre las carreteras de Valencia y la de Andalucía. Otros de los problemas que iba a tener la República fue la mala coordinación entre el ejército de Madrid y el de la Zona Centro, consecuencia de las rencillas habidas entre los generales Miaja y Pozas.
Miaja no permitía la salida de tropas de Madrid con objeto de ayudar al ejército del centro al mando de Pozas.
El ataque que constituyó una sorpresa para la República, se inició el 6 de febrero de 1937.
El total de efectivos que tenía Franco para defender el frente de Madrid eran 57.829 soldados, apoyados por varias baterías de campaña y carros de combate.
La fuerza de maniobra (de ataque) 18.000 a las órdenes del general Varela. Estas fuerzas se dividían en brigadas y a su vez en regimientos. Era una organización clásica casi equivalentes al sistema de columnas seguido por los nacionales hasta su llegada a Madrid. La 1ª brigada al mando del Coronel Rada, la 2ª del Coronel Sáez de Buruaga, la 3ª del Coronel Barrón, la 4ª del Coronel Asensio Cabanillas y la 5ª del Coronel García Escámez. Las brigadas 1ª, 2ª y 3ª estaban comandadas, como agrupación, por el general Varela; y la agrupación de la 4ª y la 5ª brigada quedaron bajo el mando del coronel García Escámez. El mando de la caballería estuvo a cargo del coronel Cebollino y el supremo de todo el cuerpo de ejército del General Orgaz.
Los efectivos totales de la fuerza de maniobra de Franco eran:
28 batallones de infantería
12 escuadrones y 3 secciones de Caballería,
28 baterías de campaña y antiaéreas
3 compañías y una sección de carros de combate
8 secciones de piezas anticarros
5 compañías de zapadores
2 de pontoneros, imprescindibles para lograr el paso del Jarama
Aviación
El general Kindelan, responsable de la aviación de los nacionales, cuenta con:
- Los bombarderos ligeros alemanes, Dornier 17 E
-Los Messerschmitt BF-109, un interceptor / caza que supera los 530 km/h; pueden llevar 4 dos bombas de 50 kg y disparar con sus dos ametralladoras y sus 2 cañones
-Los Fiat CR-32 “Chirris", cazas biplanos italianos , serían los contrincantes de los modernos cazas republicanos. Los viejos HE-51 no llegaron a combatir por su obsolescencia
Una vez terminados los combates en la carretera de La Coruña, se reorganiza el Cuerpo de Ejército de Madrid. Inicialmente, disponían de:
La 4ª división a las órdenes de Juan Modesto, con 3 brigadas mixtas. Incluyendo 3 brigadas internacionales en la reserva la 11ª, 12ª y 14ª. Esta división cubría el frente entre el puente de la Princesa hasta Perales.
La 9ª división del teniente coronel Burillo, situada entre la Marañosa y San Martín de la Vega.
Los republicanos lograron organizar una gran fuerza compuesta de 72 batallones de infantería y unos 30.000 soldados Otras unidades estaban cubriendo el frente hasta Aranjuez. Una vez desencadenado el combate, la superioridad inicial se incrementó notablemente, al acudir al frente numerosas unidades de refuerzo.
Muy relevante fue las consecuencias de la participación de las unidades acorazasa republicanas de tanque T-26B soviéticos al mando del general ruso Paulov.
Aviación
Hidalgo de Cisneros, jefe de las fuerzas aéreas republicanas, cuenta con la escuadrilla del capitán García Lacalle; que junto a 5 escuadrillas rusas formas el famoso Grupo 26. Los 62 cazas I-16, recién llegados desde Moscú, apodados por lo republicanos “moscas” y por los nacionales “ratas”, por atacar por la panza a los bombarderos nacionales; constituyen la espina dorsal del grupo. El “mosca” tiene una longitud de 6 m, alcanza una velocidad de 470 km/h, con dos potentes ametralladoras de 7,62 mm en las alas; son los primeros cazas monoplanos de la historia y su cabina es cerrada.
Las fuerzas de los generales republicanos eran notablemente superiores en todos los cuerpos, especialmente en el aire. Los Fiat CR-32 “Chirris” no podían medirse con los Polikarpov I-15 “Chatos” y los I-16 “Moscas o Ratas” técnicamente muy superiores.
El Polikárpov I-16 ruso fue un avión de diseño revolucionario, fue el primer caza monoplano con ala en voladizo y tren de aterrizaje retráctil.
Los obsoletos cazas alemanes Heinkel He-51 ya no pudieron participar en la batalla del Jarama.
La batalla del Jarama se desarrolló en el curso bajo del rio Jarama. El Jarama es un afluente del Tajo que recorre el Sistema Central, va desde la Alcarria, entra en la provincia de Madrid y llega hasta el rio Tajo. En Madrid, el Jarama se hace un poco más caudaloso gracias a la incorporación del Manzanares, conformando el terreno en abruptos cortados o cantiles que, constituyen uno de los paisajes más singulares de Regional del Sureste de Madrid, formando un relieve que destaca sobre las llanuras predominantes en la Región.
Algo más al sur, el Jarama vuelve a recoger aguas de otro de sus afluentes, ahora son las del Tajuña. Entre ambos ríos aparece, dominando el campo de batallas el famoso y trágico, por ser la tumba de un gran número de combatiente, el Pingarrón, cuya cima fue tomada y perdida por ambos bandos varias veces en muy poco tiempo, hablamos incluso de horas.
Los dos adversarios, decidieron preparar una gran ofensiva en el mismo sector, que deberían desencadenarse prácticamente a la vez.
El asalto de la División reforzada del Ejército Nacional se retrasó por el temporal de lluvias. La zona elegida para la ruptura por el bando nacional era justo la divisoria entre las jurisdicciones militares de Miaja y Pozas. Miaja esperaba el ataque en posiciones más cercanas a Madrid, cerca de Vallecas; y se negó sistemáticamente a aportar medios o recursos a la ofensiva planificada por Pozas.
El día 22, las brigadas o columnas nacionales estaban en sus bases a la espera de recibir las órdenes de ataque. La 1ª brigada estaba destacada en Pinto, junto a la carretera de Andalucía; la 2ª entre Parla y Humanes, junto a la carretera de Toledo; la 3ª al norte entre Fuenlabrada y Pinto; la 4ª en los pueblos de la Calzada, Torrejón de Velasco y Cubas entre las carreteras de Toledo y Andalucía; y finalmente la 5ª brigada, esta al sur en Valdemoro, pegada a la carretera de Andalucía.
La fecha inicial para la ofensiva republicana se fijó el 5 de febrero, pero hubo de retrasarse por el estado del terreno debido a las fuertes lluvias. La batalla del Jarama era una pugna a contra reloj por ganar la iniciativa en el frente de Madrid.
Finalmente la orden de ataque del general Orgaz se adelantó a la iniciativa de su enemigo y la ofensiva nacional se inició el 6 de febrero. El objetivo de la ofensiva era alcanzar la línea Alcalá de Henares-Perales, con lo que Madrid quedaría prácticamente aislada al quedar cortada la carretera que unía Madrid con Valencia, lugar a donde había huido el gobierno de la República el 6 de noviembre de 1936.
En una primera fase, las tropas nacionales debería tomar la fábrica militar de la Marañosa, situada en un monte desde donde se dominaba la confluencia del Jarama y el Manzanares.. En una segunda fase, desde la orilla derecha del Jarama, las tropas de Orgaz, avanzarían hasta la línea Arganda-Morata; para terminar en una tercera fase sobre Alcalá de Henares.
El 6 de febrero inician el ataque las unidades de Franco; casi todas las unidades nacionales consiguieron los objetivos previstos para esta primera jornada del combate. La 1ª brigada de Rada, saliendo de Pinto, mediante un movimiento envolvente sobre las posiciones enemigas, ocupó el vértice Cabeza Fuerte, desde donde guardando su retaguardia avanzo hacia La Marañosa, una fábrica experimental militar. Las tropas conquistaron el monte después de neutralizar los batallones republicanos de las brigadas 18 y 48 que defendían esta altiplanicie. Desde el monte de la Marañosa, de 600 metros de altura, se domina todo el páramo del área próxima al combate.
La 2ª brigada, de Sáenz de Buruaga, avanzó rápidamente apoyada por la caballería desde Pinto en dirección Jarama, profundizando después de reducir completamente la resistencia republicana de Gónquez de Arriba.
La 4ª brigada, de Asensio marchó desde Valdemoro hasta el vértice Telégrafo, reduciendo a las posiciones republicanas que se encontraron en su recorrido; desde este vértice progresaron hacia San Martín de La Vega, población de gran importancia estratégica para controlar el paso del rio Jarama.
La 5ª brigada de García Escámez avanzó rápidamente había el pueblo de Ciempozuelos, que estaba defendida por la 15ª brigada republicana, cuya vanguardia fue totalmente barrida por las tropas de la 5ª brigada nacional. Su objetivo era cubrir el flanco derecho de la ofensiva.
Al final de esta primera jornada había dejado de existir la cabeza de puente republicana en la orilla derecha del río.
El 7 de febrero la 3ª brigada del coronel Barrón, llegó a la confluencia de los ríos Jarama y Manzanares en Rivas Vaciamadrid para controlar el puente de Arganda. Desde este punto se controlaba el paso de la carretera Madrid-Valencia.
La república no había reaccionado con suficiente rapidez. Entonces el general Miaja accedió a las solicitudes de envió de refuerzos al frente del Jarama y envió la 11ª división al mando del comunista Líster para auxiliar al general Pozas.
El general Orgaz, da la orden a la 3ª brigada de Barrón que adelante su posición hasta alcanzar la Marañosa para reforzar las posiciones de la brigada de Rada y disponerse a tomar la importante posición del vértice de la Corbetera, que había resistido el primer intento de asalto.
El mismo día 7, la escuadrilla del capitán Lacalle se instala en el aeródromo de Azuqueca de Henares, a escasos km del frente de batalla.
Muy importante fue el papel de los asesores soviéticos en esta batalla. Líster tuvo como asesor en esta batalla a Malinovski (“Malino”). En sus memorias, “Malino” reconoce que tenía que aconsejar a Líster con mucho tacto para que éste no se sintiera ordenado por el soviético. También el consejero de Pozas, Kulik (“Kuper”), otro futuro mariscal del Ejército Rojo Soviético, tuvo un relevante papel en la batalla del Jarama. La 70ª brigada anarquista tenía como asesor al comandante Petrov, que en ocasiones hacía de jefe de la brigada. El futuro mariscal ruso Rodimtesev (“Pablito”) estaba con la 9ª brigada cono experto en ametralladoras.
Después del desconcierto inicial, el ejército republicano se organizó en dos unidades de defensa. La primera perteneciente al ejército de Miaja, estaba a las órdenes del comunista Modesto; y la segunda del ejército del centro, de Pozas, a las órdenes del coronel Burillo
El 8 de febrero, los nacionales con el ataque conjunto de las tropas de Rada y Orgaz, conquistan la importante posición del vértice Corbetera, defendida por la 19ª brigada de Márquez. Una vez tomada, los nacionales fijaron en esta altura su artillería desde donde dominaban la carretera de Valencia a su paso por Vaciamadrid.
El 9 de febrero los republicanos desplegaron a lo largo del Jarama sus fuerzas para defender los puentes de Pindoque y Arganda; que deberían ser volados en caso extremo para impedir el paso de las tropas nacionales. La Agrupación Jarama, al mando del coronel Mana, desplegó sus unidades a los largo de las cotas y alturas más relevantes de la orilla oriental del rio Jarama.
Llegado el momento decisivo de cruzar el rio, Franco confía en el prestigio del general Varela y decide entregarle el mando de las Divisiones I, II y III, con objetivo inmediato, el establecimiento de una cabeza de puente en el margen izquierdo del Jarama. Estas tropas actuarían en vanguardia, apoyadas por tres regimientos de caballería. Debido al elevado caudal del rio, la única posibilidad era cruzarlo a través de los puentes de Pindoque y de Arganda.
El 10 de febrero, Franco decide que es el momento de intentar pasar el rio y dicta las órdenes para que la 3ª brigada del coronel Barrón y la caballería del coronel Cebollino tomen el puente Pindoque y pasen a la orilla izquierda del rio Jarama. El resto de las brigadas quedarían en reserva a la espera de la consolidación de la cabeza de puente evitando ser repasados por la aviación con el rio a las espaldas. La superioridad de los cazas soviéticos era evidente y Franco no quería corres riesgos excesivos.
En estas circunstancias de inferioridad numérica y técnica, los pilotos nacionales con los lentos bombarderos Junkers JU_52, debían cumplir sus misiones, con gran valentía, sin el apoyo de los cazas, quedando de esta forma al alcance fácil de los cazas los republicanos. Los JU_52 volaban diariamente para machacar las lineas republicanas encontrándose, inexorablemente, con las escuadrillas de caza polikarpov I-15 e I-16. Las absurdas medidas de la caza italiana dejaban desprotegidos a los aviones y sus temerarios pilotos. Los cazas republicanos tenían tiempo de sobra para despegar desde el de aerodromo de Azuqueca, base de la "Escuadrilla Lacalle" y cazarles fácilamne sin nunguna oposición.
El capitán Lacalle de la escuadrilla republicana, manifestaba públicamente el valor de los pilotos de los bombarderos nacionales, escribió en su libro "Mitos y verdades":
“"Enfilaba la rígida columna (Junkers Ju-52) nuestras líneas con intención aparente de perforarlas perpendicularmente, pero al vernos y comprobar que la caza que les protegía no se adelantaba a romper nuestra formación, viraba y se alejaba. Seguíamos patrullando a lo largo de nuestras líneas, sin rebasar los límites de nuestro frente, como lo teníamos ordenado, hasta que después de un lento y largo viraje volvían los "Junker" a la carga, vez, casi siempre con la caza que les protegía más alta y bastante retrasada. Al segundo o tercer intento, se decidían a pasar y entonces entrábamos nosotros en acción. El resultado era bien visible"." Ignoraba por completo quienes eran los pilotos que tripulaban los "Junker", pero tenía la segura intuición de que eran españoles; tenían que ser españoles. Entonces y ahora les rindo mi más sincera admiración." El capitán José Calderón Gaztelu, del G-3 de Junkers Ju-52, ganó la "Laureada de San Fernando". ”
Se inicia de esta manera la 2ª etapa de la ofensiva nacional, se ponen en línea de combate 12.500 hombres, pertenecientes a 17 batallones, 11 escuadrones y 16 baterías. Franco llega al cuartel general de Orgaz, para presenciar la ruptura del frente.
El 11 de febrero, a las 3 de la madrugada, los soldados del 1º tabor de Tiradores de Ifni llegan silenciosos hasta el puente del Pindoque y lo cruzan. Los soldados nacionales iniciaron la maniobra, primero aniquilando a cuchillo a una sección de una compañía internacional, y luego con bombas de mano contra los que estaban defendiendo la posición desde el terraplén de la vía del tren. Fue una audaz acción del 1º Tabor a las órdenes del comandante Molero.
La defensa del puente estaba a cargo del batallón franco-belga André Martí (Organizador, por parte de la Komintern de las Brigadas Internacionales) de la 12ª Brigada Internacional. La rapidez y sigilo de la operación, impidieron que los republicanos tomar las armas y volaran de manera eficiente el puente; algunos cables de las cargas de detonación habían sido cortadas por los zapadores. Quedaron 85 muertos junto al puente. A las órdenes del comandante Molero, el 1º Tabor de Ifni corrieron al oro lado del rio por el puente de ferrocarril y tomaron las casas de Pajares.
“En cuanto se tuvo conocimiento de que El 1º tabor de tiradores de Ifni había cumplido su misión, se ordenó a las restantes fuerzas de la III Brigada cruzar el río. La infantería y caballería habían llegado ya a sus inmediaciones, protegiéndose en lo posible con los pequeños grupos de árboles dispersos, de las vistas del adversario. Pero la claridad de día y la acción realizada por los tiradores puso en actividad a las baterías enemigas, que comenzaron a batir intensamente el puente Pindoque, causando buen número de bajas en las aglomeraciones inevitables allí existentes”.
Este puente de ferrocarril, se encuentra a mitad de camino entre San Martín de la Vega y Arganda. Durante el resto de la madrugada pasó el grueso de la 3ª brigada. Inicialmente lo hizo con dificultades, la caballería al galope por la estrecha pasarela, iba en vanguardia el 4º escuadrón de Calatrava al mando del capitán Millana e inmediatamente comenzó a batir la orilla izquierda. En la operación del Jarama intervinieron tres regimientos de caballería, al mando del teniente coronel Cebollino.
Al galope y a la carga, un escuadrón de caballería sube las rampas del vértice Pajares seguida de las unidades de infantería, las fuerza llegan hasta la carretera que va desde Arganda a Chinchón. Después de ofrecer resistencia, las tropas republicanas huyen. Fue, la penúltima carga de la caballería española de su historia, porque la última fue en la batalla de Teruel. El enemigo se replegó cuando disponían de unidades acorazadas, se desconoce las causas .
A las 10 de la mañana, cuando se acercan las unidades de tanques soviéticos con intención de taponar el peligrosísimo roto producido en sus líneas, Barrón ordena el paso del puente a la infantería con los antitanques de 37 mm. En este momento las baterías nacionales disparan desde la Marañosa y los T-26 del general soviético Paulov se dan la vuelta.
A primera hora de la tarde, la cabeza de puente parecía consolidada y Varela ordenó que la 4ª brigada del coronel Asensio Cabanillas también pasara el rio más al sur, por el puente de la carretera de San Martín de la Vega a Morata de Tajuña. Al anochecer el 3º Tabor de Tetuán junto con el de Ifni, avanzar hacia el puente y lo toman a cuchillo. En esta ocasión, tampoco fueron eficientes las unidades de zapadores republicanas y no lograron volar el puente. Este puente, por sus dimensiones, permitió el paso, no sólo de las unidades de infantería, sino también unidades pesadas. Al finalizar el día las tropas de Asensio habían tomado San Martín de la Vega.
Por último y aprovechando el éxito de las maniobras, Varela ordenó también el paso de rio de la 2ª Brigada de Sáenz de Buruaga por el Pindoque y reforzar la consolidación de la cabeza de puente.
El 12 de febrero, la brigada de Sáenz de Buruaga había cruzado el rio y se unió a las tropas de Asensio en el centro del frente.
La debilidad defensiva republicana se puso de manifiesto cuando las unidades de la 4ª brigada de Asensio tomaron el Pingarrón que dominaba la carretera hacia Morata de Tajuña.
Las tropas de Asensio se encontraron con una posición fuertemente reforzada por los batallones de la 15ª brigada internacional. El monte Pingarrón se encontraba al otro lado del rio y era importantísimo punto estratégico en el campo de operaciones de la batalla del Jarama. El asalto a la colina fue una acción suicida de las tropas nacionales que finalmente resultó positiva para sus intereses. El batallón inglés de la 15ª brigada internacional, defendieron la colina durante siete horas con todo lo que tenían a su alcance y la altura del Pingarrón, multiplicaba el efecto del fuego de las fuerza internacionales. Los nacionales lanzaron todas sus reservas contra las posiciones elevadas de la colina; también Líster intentó parar la acción de los nacionales con la 1ª brigada reforzando el flanco izquierdo del batallón inglés.
La 15ª Brigada Internacional, tuvo que replegarse, baja una lluvia de proyectiles a una colina cercana, era la llamada “colina del suicidio”. El 1º batallón británico del 15ª BI, formado por galeses, ingleses y escoceses, sufrieron un castigo durísimo defendiendo la colina del suicidio durante 7 horas del fuego enemigo que atacaba desde el Pingarrón, más elevado que la “colina del suicidio”. La 2ª compañía fue capturada de manera astuta por un grupo de Regulares; cuando 40 ingleses se lanzaron valerosamente a rescatar a sus compañeros, volvieron 6 y la colina fue abandonada definitivamente.
La lucha continua durante todo del día 12 y la Brigadas Internacionales sufren grandes pérdidas. El batallón inglés, de 600 hombres, sólo cuenta con 225 soldados al terminar el día.
La escena la relató John Lepper con este poema:
La muerte acechaba entre los olivares
Escogiendo sus hombres
Su dedo de plomo señalaba
Una y otra vez
Este mismo día recibe su bautismo de fuego la aviación en el Jarama. Durante los primeros días de la batallas, es la aviación republicana los dueños del cielo, gracias al poderío de los cazas soviéticos, Polikarpov I-15 “Chatos” y los I-16 “Moscas o Ratas”.
Los rusos enviados por Stalin, no llegan como soldados de a pie, sino como pilotos, tanquistas, artilleros, técnicos y asesores de los jefes y oficiales.
También la intervención de los tanques soviéticos T-26 resultó fundamental para frenar el avance del enemigo. La presencia de los T-26 atacando a los nacionales entre los olivares, hacía imposible sacar rendimiento a las piezas anticarro de la tropas de Varela.
El 13 de febrero. Las tropas de Líster y del “Campesino” han llegado al frente del Jarama. Los contraataque republicanos consiguen debilitar a Buruaga, entra en combate la 14ª BI al mando del general Walter
El 14 de febrero , el general Pozas encarga a la 4ª división de Modesto, reforzar las brigadas 19ª y 1ª “de Choque” “el Campesino”, para atacar el vértice Cobeteras, en manos de los nacionales
El 15 de febrero, las disputas entre los generales Miaja (ejército de Madrid) y Pozas (ejército de Centro), obligaron al jefe de gobierno, Largo Caballero a reorganizar urgentemente el frente de Madrid.
Por consejo de los asesores soviéticos, que aborrecen a Pozas, el mando de la operación en el Jarama, quedó finalmente bajo la responsabilidad directa del general Miaja y como Jefe de Estado Mayor, el coronel Vicente Rojo. El primer paso que dio Miaja, fue crear la Agrupación Arganda. En el mando directo de la operación fue cesado el veterano coronel Mena, que había pedido la sustitución, por estar muy quemado con los famosos asesores soviéticos de Stalin; Mena fue sustituido en el mando por el teniente coronel Burillo.
La Agrupación estuvo integrada por tres divisiones: A (general Walter) brigadas 1, 12 y 14 internacionales; la división B (general Gal), con las BI 12ª y 15ª, más la española 17; división 11ª (mayor Líster) con las brigadas 1, 18 y 23 ; la división C (Güemes) con las brigadas 19, 24 y 66. El sector de Rivas Vaciamadrid y el puente de Arganda quedaron bajo el mando del mayor Modesto.
Los refuerzos llegan ya a 12 brigadas mixtas ( 4 Internacionales) que más las de Modesto hacen un total de 76 batallones frente a los 28 batallones de bando nacional. Con tantos efectivos, el avance del ataque nacional quedó paralizado; pero la lucha continuaba en un enfrentamiento brutal que estaba ocasionando numerosas bajas en ambos bandos.
El 16 de febrero , las tropas legionarias y del cuerpo marroquí, habían pasado a la defensiva, robusteciendo sus posiciones elevadas que habían tomado después de pasar el Jarama.
En el aire, las escuadrillas de cazas republicanas continuaban haciendo estragos sobre las escuadrillas nacionales, que disponían de material muy inferior al de los republicanos. Sin disponer de aviones modernos, la “Patrulla Azul” fundada por los “ases” de la aviación García Morato, Salvador y Bermúdez de Castro, hacían lo que podían con sus Fiat Cr-32 “Chirris” frente a los moderno Polikarpov soviéticos en manos de la república.
Al anochecer llega al frente el batallón Lincoln para incorporarse a la 15ª Brigada Internacional.
El 17 de febrero se produce la ofensiva republicana entre las lomas de la Marañosa y el Pingarrón. El envite de la Agrupación Jarama es rechazado por la tropa de Varela.
El 18 de febrero, se produce un encuentro entre cazas republicanos y nacionales, que termina con un saldo de ocho a tres a favor de las fuerzas de Franco.
El control aéreo de la batalla, que permanecía bajo el control de los cazas soviéticos del bando republicano, pasó al bando nacional gracias a las victorias de García Morato, que derribó 8 cazas rusos en esta batalla con su Fiat Cr-32 “Chirris”, que podía hacer frente a los temibles “Chatos” cuando se pilotaban con audacia y valentía. En esta batalla valdría al comandante Joaquín García Morato la Laureada de San Fernando y el condado del Jarama. Después de este combate los nacionales recuperan el dominio del aire. Con esta victoria de Morato, se rompió el mito de los “Moscas”
Desde el 18, Líster inicia sus ataques a las posiciones nacionales del Pingarrón. Los combates toman carácter épico entorno a este monte, que desde este día se convirtió en un objetivo prioritario de los dos ejércitos.
19 al 20 de febrero, la superioridad en número de las fuerzas republicanas, hacía pensar que la balanza se inclinaría del lado de los hombres de Miaja, pero la tenacidad de las unidades de Orgaz y Varela era inquebrantable.
El Pingarrón es atacado masivamente por los hombres de Líster y los internacionales; a pesar de la situación dramática de los nacionales, estos lograron repeler el ataque impidiendo su reconquista por los republicanos.
El 22 de febrero, los dos bandos reconocen que ya poco pueden avanzar por el gran número de recursos acumulado en el frente; la posición del Pingarrón, sigue siendo prioritaria para los dos bandos. Para los nacionales, el Pingarrón constituye el dominio sobre la carretera de Tajuña a Chinchón y para el bando republicano constituye un enclave crítico para la defensa de Arganda. En conclusión, que los dos bandos fijan gran cantidad de medios y fuego sobre esta maldita colina.
El 23 de febrero, el mayor Líster intentó la reconquista del Pingarrón con una enorme fuerza de combate: 7 Brigadas de infantería española, una brigada de carros T-26 del general ruso Paulov y además las Brigadas Internacionales del “general Gal” que cubriría su flanco derecho. Se inició el ataque con una intensa preparación artillera desde las 8:30 de la mañana. Son baja la casi totalidad de los oficiales, pero el capitán Mariano Gómez Zamaloa, que se ha negado a evacuara sus hombre se mantiene clavado al suelo, a pesar de sus múltiples heridas.
A las 9:00 horas, los hombres de Líster lanzan su ataque, y logran desalojar a los regulares del 2º Tabor de Ceuta, la unidad quedó completamente aniquilada, desapareció del mapa de operaciones.
Los destrozos en la 15ª BI fueron enormes. Sufrió una carga de caballería que deshizo compañías enteras de ingleses, eslavos y americanos. Y cuando se ordenó, a última hora de la tarde el 4º ataque, muchas fuerzas se negaros debido al agotamiento físico. Pero los americanos del Lincoln decidieron atacar otra vez el fatídico monte. La primera sección de la primera compañía abría el salto, seguían los irlandeses y los cubanos. Avanzaron de árbol a árbol a través del olivar, cuando dejaron el olivar se encontraron en un terreno, de unos 200 m de longitud en una viña, al descubierto de las balas enemigas.
Los soldados internacionales caían al suelo a racimos; intentaban salvarse cavando con sus propias manos las trincheras donde esconderse, el intenso fuego continuó durante horas. Algunos lanzaron granadas contra las trincheras de los nacionales, disparaban sin parar hasta que los fusiles quemaban sus manos. Al final recibieron la orden de retirada y volvieron poco a poco a sus posiciones, saltando de hoyo en hoyo y algunos esperaron a retirarse durante la noche, se habían mantenido vivos milagrosamente.
Cada trinchera se disputó de forma sangrienta en un combate que se resuelve en el cuerpo a cuerpo, sembrado de cadáveres las laderas del Pingarrón. Los ataques y contraataque se suceden rápidamente. Durante el combate, el monte es ganado y perdido por ambos bandos hasta tres veces, en operaciones de enorme exigencia que quedaron para siempre en el terrible recuerdo de la Guerra Civil Española. Franco y Orgaz visitan a Varela en primera línea.
Tanto para los Regulares como para los Internacionales del Batallón Lincoln (15ª BI) que quedó virtualmente aniquilado al poco de entrar en combate, el 23 de febrero de 1937 se convirtió en uno de los episodios más heroico y dramático de toda la Guerra Civil Española.
Los días 23 y 27, el general Gal, que dirigía las brigadas internacionales 11ª y 15ª, fracasó en los últimos ataques al Pingarrón y San Martín de la Vega. Finalmente las posiciones quedaron en manos de los nacionales.
La lucha se extingue por agotamiento de los contendientes. La batalla del Jarama, acabó en unas aparentes tablas y dio como resultados una nueva situación de equilibrio; pero la verdad ahora la profundidad del frente republicano había retrocedido unos 15 km a los largo de 25 km, pero habían conservado la carretera de Valencia.
El 28 de febrero. Franco anuncia al general Saliquet, el ataque por Guadalajara para descongestionar el frente del Jarama. Los nacionales sufrieron unos 6.000 bajas, un número elevadísimo si consideramos que los nacionales dispusieron durante la batalla de la mitad de los recursos que dispusieron, primero Pozas y después Miaja: 35 batallones frente a 80 batallones de los republicanos. Murieron muchos mandos y oficiales veteranos en campaña.
Los republicanos había sufrido 10.000 bajas (2.000 muertos, 8.000 heridos), siendo especialmente numerosas las que sufrieron las Brigadas Internacionales. El batallón británico sufrió un 30% de bajas y el de USA un 50%. De esta batalla surge la versión “Red River Valley” adaptada con una letra que aludía a los caídos en esta batalla del Jarama, “Jarama Valley” que terminó convirtiéndose en el himno oficioso del batallón Lincoln para el resto de la Guerra Civil.
El rendimiento de las Brigadas Internacionales y de las Brigadas Mixtas de la República fue extraordinario. La división de Líster tuvo un comportamiento admirable.
Las diferencias entre los generales republicanos, Miaja y Pozas, perjudicaron seriamente a sus objetivos militares, desmoralizando a la tropa, jefes y dirigentes republicanos y no pudieron explotar militarmente la enorme superioridad del material soviético y del número de soldados puestos en combate. En el bando republicano se puso de manifiesto sus carencias en formación militar, organización y disciplina militar. No supieron o pudieron sacar partido de la superioridad; la mayor baza republicana era la ayuda en material de guerra de la Rusia de Stalin, y los cientos de asesores que contribuyeron eficazmente a la formación militar de oficiales y jefes, así como a los cuerpos de artillería y sobre todos los extraordinarios carros de combates T-26
Pese al resultado final en tablas, Franco no renunció a su obsesión por Madrid y debido al buen rendimiento del contingente italiano, también decidió emplearlo en la batalla de Guadalajara.
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Paco Domingo
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