Seguramente los turistas ingleses que hoy se acercan a las Islas Canarias, para disfrutar de ese paraíso terrenal, desconocen completamente que en 1797, la Pérfida Albión, fue humillada por el general español Antonio Gutiérrez de Otero , con una concluyente victoria ante su más importante héroe de los mares, el entonces contralmirante Horacio Nelson.
Con la toma de Las Canarias, el Imperio Británico seguramente hubiera adelantado 100 años la caída del Imperio Español. El control de esta gran plataforma estratégica, hubiera permitido a Gran Bretaña asegurarse sus intereses económicos en el Nuevo Mundo y en la costa oeste de África.
En julio de 1797, la Royal Navy a las órdenes de Nelson, se presentó en Tenerife con 9 navíos de guerra bien artillados y 3.700 soldados armados hasta los dientes. Sus intenciones era conquistar las Islas Canarias. La operación militar iba a ser un simple paseo militar, tal era la arrogancia de Nelson.
Pero la determinación y heroísmo de todo el pueblo tinerfeño, liderado por el General Antonio Gutiérrez de Otero , terminó con la arrogancia británica y con el brazo derecho de contralmirante Nelson en el fondo de la bahía de Santa Cruz de Tenerife. Gutiérrez logró coordinar eficazmente, en muy poco tiempo, un heterogéneo grupo de soldados regulares con indisciplinados pescadores, labradores y artesanos.
"Nada esta perdido si tienes voluntad de triunfar" Antonio Gutiérrez
En esta página he contado con la sensacional ayuda del G.B. D. Emilio Abad Ripoll. Sus aportaciones y correcciones, sin duda han elevado extraordinarioamente el rigor y precisión de la información aquí presentada.
Comienza en 1796 con el tratado de San Ildefonso y terminó en 1808 cuando Napoleón invadió España. Fue un conflicto militar que enfrentó a España, con el apoyo de Francia, contra Inglaterra. En 1808, durante nuestra mal llamada Guerra de la Independencia, el pragmatismo anglosajón, llevó a Inglaterra a cambiar su posición y se convirtió en nuestro aliado contra Francia en su llamada Guerra Peninsular.
España y la Francia revolucionaria firmaron el tratado de San Ildefonso. Este acuerdo, era una alianza militar entre ambos estados para coordinar una política militar conjunta contra Gran Bretaña. Uno de sus objetivos era fortalecer la posición de la flota española que estaba amenazada por los ingleses en sus viajes a América. Lo firmaron , en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, Manuel Godoy ( en nombre de Carlos IV) y el general Catherine de Pérignon ( en nombre del Directorio Francés)
Los ingleses vencen a la armada española frente al cabo de San Vicente , en la costa portuguesa del Algarve. Esta derrota demostró la superioridad de flota británica, al mando de John Jervis, gracias a la disciplina y el entrenamiento de sus marinos. Nos costó 390 muertos y 4 navíos de línea que fueron capturados.
Con la armada española bloqueada por la británica en la bahía de Cádiz el 8 de julio de 1797 ; el almirante Jarvis vio la oportunidad de tomar Santa Cruz , la plaza fuerte de las Islas Canarias y donde se encontraba la Capitanía General . El proyecto de invasión fue diseñado por Nelson, y así se lo hizo ver a Jarvis en su carta del 12 de abril de 1797. La idea era tomar las Islas Canarias y Tenerife era la primera y más difícil etapa.
Las Canarias eran reconocidas como la mejor y más estratégica plataforma para que la Royal Navy, pudiera surcar el Atlántico , asegurándose el avituallamiento y refugio, y acabando para siempre con el control español de ese Océano
El 14 de Julio de 1797 el almirante de la Royal Navy, John Jervis , decide una vez analizado el plan propuesto por Horacio Nelson, a autorizar la operación de desembarco y toma de Santa Cruz en la isla de Tenerife. Entonces. Santa Cruz era la única Plaza Fuerte del Archipiélago, a la vez que el puerto más importante de las Canarias.
John Jervis, que había ascendió unos meses antes a Nelson a contralmirante, puso bajo su mando una gran flota que transportarían 3.700 soldados armados hasta los dientes en 9 buques bien artillados para tomar al asalto la única plaza fortificada de la Islas Canarias, Santa Cruz en la Isla de Tenerife.
Nelson tomó el mando de la flota y se puso en marcha hacia las Islas Canarias. Nelson valoró esta operación como un simple crucero que terminaría en un paseo militar:
En una carta , Nelson le decía a su esposa Frances: "Querida Frances,no debes esperar noticias mías próximamente pues voy a emprender un pequeño crucero .."
El día 17, Nelson se reúne con los comandantes de las naves de la flota en su buque insignia, el Theseus, para diseñar el plan de asalto a Santa Cruz.
1º Que los soldados del mismo navío serán transportados juntos en los botes de desembarco y llegarán a la vez a tierra.
2º Cuando los botes sean descubiertos , se iniciarán las descargas de artillería sobre la ciudad y se mantendrá hasta que el enemigo enarbole la bandera blanca.
3º Asegurar el desembarco rápido de las piezas de artillería .
4º Las fragatas fondearán en la parte N.E. de la bahía, una vez que las fuerzas de desembarco estén en tierra.
6º Inmediatamente después del desembarco, las fuerzas de asalto, se dirigirán a la retaguardia de la batería marcada con una G. en la parte N.E. para tomar la cumbre de la colina que se halla sobre ella.
7º Los capitanes podrán desembarcar y dirigir a sus marineros, bajo la dirección del capitán Troubridge.
8º Los infantes de marina estarán a las órdenes del capitán Oldfield y a su vez, él estará bajo el mando del capitán Troubridge
9º El teniente Baynes del destacamento de artillería estará bajo el mando del capitán Troubridge
10º Los oficiales y hombres del Culloden, deberán ir a bordo de la Terpsícore
11º. Los remos de los botes de desembarco serán forrados con lona .
12º El Culloden y el Zealous construirán cada uno una plataforma para transportar a tierra un cañón de 18 pulgadas, y el Theseus un cordaje para arrastrar artillería.
13º La Seahorse construirá una plataforma para un cañón de 9 pulgadas.
El plan de ataque diseñado por Nelson, consistía en la aproximación nocturna a la costa de las tres fragatas de menor calado para el desembarco de las tropas de asalto. Una vez desembarcadas las fuerzas de infantería de marina, atacarían las zonas montañosas para hacerse con el control de las baterías situadas al nordeste de la ciudad. Las tropas durante la operación de desembarco estarían a las órdenes de Troubridge capitán del Culloden
Durante la toma de las baterías de artillería de costa, la bombardera Rayo abriría entonces fuego sobre la ciudad con sus morteros.
Al amanecer y siempre que se tuviera el control de las baterías de artillería , los navíos de línea se aproximarían para iniciar un fuerte bombardeo de la ciudad hasta lograr la entrega de los tesoros de los mercantes anclados en los muelles o la completa destrucción de la ciudad.
Durante los días 18 y 19, la armada continuaba rumbo a las Islas Canarias
Tras la derrota naval de la escuadra española en el Cabo de San Vicente (14 de febrero de 1797) ante la Royal Navy de John Jervis y el bloqueo de la flota española en Cádiz ( 3-8 de julio 1797) por la flota Inglesa de Nelson, hicieron sospechar al comandante general de las Islas Canarias, general Gutiérrez, un próximo ataque de los ingleses a la Islas Canarias. Los reducidos recursos y la imposibilidad de que pudieran llegaran refuerzos en socorros, hacía de las Islas Canarias un objetivo muy fácil y apetecible por su importancia estratégica.
Troubridge por orden de Nelson se traslada al Theseus, buque insignia de Nelson y recibe del contralmirante la últimas instrucciones del plan de ataque:
Para la fuerza de desembarco, cada navío de línea aportarían 200 hombres y 100 cada fragata. La fuerza de desembarco se completaría con 80 artilleros, lo que completa un total de 1080 hombres.
Operación de desembarco:
Fase I : la primera opción era la realización del desembarco a dos millas al nordeste del muelle de la ciudad, en la playa de Valle Seco. Una vez desembarcadas, las tropas avanzarían para tomar mediante maniobra envolvente el castillo de Paso Alto.
Fase II: Una vez tomado Paso Alto y en el caso de que la ciudad no se rindiera, las tropas se dirigirían al muelle principal para ocupar desde allí Santa Cruz.
Nelson entrega una carta sorprendente, escrita por él , a Troubridge para que una vez desembarcado, la hiciera llegar a las autoridades de la ciudad:
Tengo el honor de informarle que he venido a exigir la inmediata entrega del navío Príncipe de Asturias, procedente de Manila y con destino a Cádiz, perteneciente a la Compañía de Filipinas, junto a su entero y completo cargamento, y así mismo todos aquellos cargamentos y propiedades que hayan podido ser desembarcadas en la isla de Tenerife, y que no sean muy pesada contribución a la isla.
Artículo 1°. Deberán entregarme los fuertes poniendo al momento a las fuerzas británicas en posesión de las puertas.
Artículo 2°. La guarnición depondrá las armas, permitiéndose sin embargo a los oficiales que conserven sus espadas y aquélla, sin condición de ser prisionera de guerra, será transportada a España o quedará en la isla, siempre que su conducta agrade al oficial comandante.
Artículo 3º. Con tal que se cumpla con el primer artículo de que me entreguen los cargamentos ya citados, no se exigirá a los habitantes ni la más pequeña contribución; al contrario, gozarán bajo mi protección de toda seguridad en sus personas y propiedadespara el consumo de sus habitantes. Y, siendo mi ardiente deseo que ni uno sólo de los habitantes de la isla de Tenerife sufra como consecuencia de mi petición, ofrezco los términos más honrosos y liberales; que si son rechazados, los horrores de la guerra que recaerán sobre los habitantes de Tenerife deberán ser imputados por el mundo a vos, y a vos únicamente; pues destruiré Santa Cruz y las demás poblaciones de la isla por medio de un bombardeo.
La flota inglesa permaneció alejada de la costa y durante la noche navegó hacia Santa Cruz a todo trapo.
Durante la madrugada del 22, en plena oscuridad, más de 20 barcas inglesas con unos 1.000 hombres (marineros e infantes de marina) a bordo, intentaron desembarcar por la zona de la desembocadura del barranco de Valleseco, al norte del Castillo de Paso Alto. Las fuentes corrientes hicieron difícil el acercamiento desde sus buques, produciéndose un considerable retraso en lo previsto.
Además, la presencia de los ingleses cerca de la costa fue detectada por una campesina que dio avisó a los centinelas de la fortaleza de Paso Alto. Como consecuencia, desde el castillo se inició una serie de potentes descargas de artillería que aconsejaron a los botes ingleses volver por donde venían y regresar a sus buques. La Plaza entera se puso en pie de guerra. Había fracasado el primer intento y Nelson había perdido el efecto sorpresa que tanto deseaba.
Más tarde, entre las 9 y las 10 de la mañana, al norte de Paso Alto y fuera del alcance de sus cañones, en la zona del Bufadero, Nelson lograría desembarcar, con muchas dificultades, su fuerza de asalto. Una vez en tierra, más de 900 ingleses, iniciaron la ascensión a la montaña del Ramonal, con la intención de dirigirse desde ella hacia el sur, pasar Valleseco y, desde el risco de La Altura, atacar por la retaguardia el castillo de Paso Alto. El movimiento de las tropas inglesas fue muy penoso y complicado porque a lo abrupto del terreno hubo que unir el tremendo calor que hizo aquella jornada
Gutiérrez había anticipado la maniobra de los ingleses y había dispuesto en el risco de La Altura , 160 hombres con el apoyo de 4 pequeños cañones “violetos” de 40 mm para frenar a los atacantes. Consecuencia del fuego de los españoles, los ingleses quedaron clavados en el terreno, sin moverse, en El Ramonal.
Como hemos mencionado , el calor era muy intenso aquella mañana del 22 de julio en Tenerife. A los soldados españoles de la posición del risco de La Altura, no les faltó agua, que era suministrada por las aguadoras de Santa Cruz; por el contrario a los ingleses les escaseaba el preciado elemento, lo que agravó todavía más su situación.
Al atardecer, Nelson ordenó la retirada desde el Theseus y, aprovechando la creciente oscuridad los soldados ingleses embarcaron en sus botes y volvieron a sus barcos.
El desembarco había fracasado ante la imposibilidad de avanzar hacia el objetivo. Por la cabeza de Horacio Nelson, empezaban a aparecer malos augurios. Este había sido el segundo fracaso en el intento de toma de Santa Cruz.
Tras la retirada, Nelson intentó un plan para engañar a Gutiérrez. La flota se dirigió hacia Barranco Hondo y Candelaria .
Pero Gutiérrez no picó el anzuelo y adivinó las intenciones reales de Nelson. El general español, agrupó sus fuerzas en Santa Cruz, con objeto de consolidar su potencia de combate . En Paso Alto quedaron tan sólo dejó 30 hombres; mientras que en el Castillo de San Cristóbal, en el centro de la población, el despliegue defensivo se reforzó con las fuerzas canarias mejor preparadas. El batallón de Canarias quedaría como fuerza en la reserva.
Tras su segundo fracaso, Nelson se enfrentaba con una situación insólita que ensuciaba su reputación militar; debía intentar salvar su honor y el de la Royal Navy.
Nelson convocó a sus capitanes a una reunión y les transmitió el nuevo plan: asalto directo al castillo Principal o de San Cristóbal y el muelle inmediato . En este castillo estaba el Puesto de Mando del general Gutiérrez. Si caía el castillo y se apresaba al Comandante General , la rendición de la plaza era segura.
Nelson había decidido atacar directamente al Castillo de San Cristóbal; pero no se imaginaba que en esa zona se iba a volcar el esfuerzo defensivo de Gutiérrez. El contralmirante incluso había decidido dirigir personalmente uno de los 6 grupos de asalto, al frente de los otros cinco estarían los capitanes Troubridge, Miller, Hood, Waller y Thompson. De esta forma, Nelson participaría directamente en la batalla , evitando quedarse en su buque insignia como correspondería a su grado de contralmirante y comandante en jefe de la operación. Esta decisiónn personal de Nelso, suponía que se iba a exponer al riesgo del combate, poniendo en grave peligro, si le sucedía algún percance, el mando de la fuerza de desembarco y la propia operación. Nelson, herido en su orgullo, se comportó como un valiente soldado pero también como un irresponsable comandante en jefe
Carta de Nelson a Jarvis:
“No entraré en el asunto de por qué no estamos en posesión de Santa Cruz; su parcialidad le hará creer que se ha hecho hasta el momento todo lo posible, pero sin efecto. Esta noche yo, humilde como soy, tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo las baterías del pueblo, y mañana mi cabeza será coronada probablemente de laureles o de cipreses”.
Olvidado ya el fracaso del día 22, ahora Nelson y sus capitanes eran, otra vez, optimistas. Estaban seguros de que los españoles tenían pocos y no muy cualificados recursos. Nelson había recibido la información que Gutiérrez solo disponía de 300 soldados y que el resto eran paisanos que huirían al primer disparo. La toma de Santa Cruz Iba a ser un autentico paseo militar
Operación secundaria inglesa de distracción: a las siete de la tarde , la bombarda inglesa comenzó a bombardear la fortaleza de Paso Alto, sin que apenas tuviera consecuencia las 40 descargas realizas. El fuego fue respondido desde Paso Alto y alrededores del fuerte de San Miguel .
Esta operación de bombardeo, pretendía Nelson, fuera interpretada por Gutiérrez como la típica de preparación previa al desembarco de las fuerzas inglesas. Quería Nelson engañar a Gutiérrez y que este pensase que la zona entre El Bufadero, al norte de Paso Alto, iba a ser la zona de desembarco, la misma donde se produjo el intento fallido el día 22.
Pero el general Gutiérrez no cayó en la trampa y concentró sus tropas en el frente marítimo de la población. Nelson volvió a fallar en la estrategia.
El Comandante General español, basó su estrategia de defensa de Santa Cruz en la eficiencia de fuego de sus baterías de costa. Para robustecer su plan, también desplegó en el lugar del posible desembarco las fuerzas de los Regimientos de Milicias y de las Banderas de Cuba y La Habana; los baluartes artilleros también fueron reforzados con marineros franceses de La Mutine, una corbeta gala robada por los ingleses de la bahía de Santa Cruz unas semanas antes . El Batallón de Infantería de Canarias, quedaría como fuerza de reserva para intervenir dónde y cuándo fuera necesario.
A las 10 de la noche estaban preparados y organizados alrededor de 1000 infantes de marina y marineros ingleses en 6 grupos. Todo estaba listo para del desembarco final. El cútter Fox, con 180 hombres marineros también les iba a acompañar como fuerza de apoyo.
La meteorología seguía del lado español, pues el estado del mar impedía que los barcos ingleses se acercasen mucho a tierra y , como consecuencia San Cristóbal no estaba al alcance de su artillería de los ingleses. Las corrientes alejaron los botes ingleses del rumbo previsto, y cuando eran las 2 de la madrugada del 25 de julio, los botes estaban al alcance de las baterías de costa y pronto empezarían los fogonazos.
El desembarco se realizaría por el muelle de la ciudad, cerca del castillo de san Cristóbal, y en la playa cercana de la Alameda . La estrecha escalera del muelle, sin duda , presentaría dificultades al desembarco, alargando el tiempo requerido para el mismo. Además la zona descubierta de unos 90 metros, que las tropas debería recorrer, entre el muelle y las casas más próximas, estaban batidas por varias baterías y por los infantes; lo que sin duda aprovecharían fácilmente los españoles para causar gran número de bajas a los ingleses.
La oscuridad de la noche y las corrientes impidieron alcanzar los objetivos previstos por Nelson, y sólo 6 botes alcanzaron el muelle y la playa de la Alameda. La mayoría fueron arrastrados por las corriente hacia el Sur , alejándose del objetivo principal del ataque, el Castillo de San Cristóbal, llegando a tierra a unos 500 metros al sur de ese enclave, en la Playa de la Carnicería.
Durante la madrugada, cuando los botes ingleses, navegando con los remos envueltos en tela se encontraban a unos 350 metros de la playa, fueron descubiertos en la rada de Santa Cruz por la fragata española San José, que estaba fondeada en el muelle principal. La voz de alarma se extendió enseguida desde la San José a todo el área del frente de Santa Cruz. Comenzaron los primeros cañonazos, posiblemente y porque la oscuridad era absoluta , se realizaron al azar sobre las siluetas del grupo de botes que se acercaban a la playa.
La batalla se inició simultáneamente en 5 frentes, con las acciones principales en las zonas del muelle y la plaza de la Pila, el barranco de Santos y la playa de las Carnicerías
Las baterías españolas hicieron fuego desde Paso Alto hasta San Telmo. En los primeros momentos, cuando aún los botes se acercaban a la costa, una de ellas , alcanzó al cutter Fox por debajo de su línea de flotación; la embarcación se hundió rápidamente provocando la muerte de su comandante, el teniente Gibson, y otros 97 soldados y marineros
En el muelle llegó a desembarcar un bote con 40 marineros. Inmediatamente los ingleses clavaron las 7 piezas de la batería que, poco antes del desembarco, habían abandonado los sirvientes. Pero cuando las tropas inglesas iniciaron el avance hacia la plaza, frente al Castillo de San Cristóbal , un grupo de milicianos los neutralizo completamente , causando muchas bajas y haciendo prisioneros al resto.
Otros tres botes, con unos 120 soldados, alcanzaron la playa de la Alameda cercana al muelle. Estas fuerzas, no corrieron mejor suerte que las desembarcadas en el muelle. La fuerte resistencia causó muchos muertos y heridos; entre ellos fue baja Horacio Nelson .
El día anterior, en la Batería de Santo Domingo, parte del conjunto del Castillo de San Cristóbal , se abrió una tronera para instalar en ella un cañón de 16 libras enfilado directamente hacia la Playa de la Alameda, que separaba el Castillo Prinicipal del de San Pedro. La tradición cuenta que esa pieza fue el cañón Tigre, que ocasionaría enormes estragos en las fuerzas de Nelson, y fue el responsable directo de la baja del contralmirante de la fuerza expedicionaria inglesa.
En efecto, cuando Nelson se incorporaba en su barca para saltar a tierra, y desenvainaba su espada, la metralla de un disparo del Tigre le alcanzó por encima del codo derecho . Casi al mismo tiempo murió el comandante Richard Bowen, comandante de la Terpsichore junto con varios oficiales y marineros.
Herido Nelson, su hijastro, el teniente Josiah Nisbet cogió a Nelson mientras caía herido en su bote. "Soy hombre muerto,"dijo Nelso, mientras Josiah lo tumbaba en el bote, y le hacía un torniquete con su pañuelo . Indudablemente Josiah salvó la vida de Nelson.
Nelson fue evacuado en el mismo bote , con su brazo derecho colgando, y llevado a su buque insignia el Theseus para ser intervenido. El cirujano de a bordo , y en vista de la gravedad de la herida, decidió amputar el brazo derecho del contralmirante por encima del codo . Parece ser que el brazo se introdujo en un saco junto con el cadáver de otro y se arrojó en las aguas de la rada de Santa Cruz.
La operación de desembarco no podía ir peor para los ingleses. Después de algunos minutos, el panorama era realmente negro para la Royal Navy. Con los botes dispersos por las playas, Horacio Nelson en el quirófano del Theseus, y varios oficiales muertos y abandonados en las escaleras del muelle , las tropas en tierra corrían el riesgo de quedarse sin mando y dirección al poco tiempo.
Simultáneamente a lo descrito anteriormente, Troubridge, jefe de las fuerzas de desembarco ,intentó poner pié en tierra al Sur del Castillo de San Cristóbal, en la Playa de las Carnicerias, pero ante la dura resistencia ofrecida por el Batallón de Infantería de Canarias, el comandante inglés ordenó virar al Norte y dirigirse a la playa de la desembocadura del Barranquillo del Aceite, o de Cagaceite . En el Barranco de Santos, llegaron a desembarcar 450 soldados. Posteriormente avanzaron y se dirigieron a la Plaza Principal o de la Pila, en el centro de la ciudad bajo un intenso fuego. Pero debido a la dura resistencia de los 40 soldados de las Banderas de Cuba y La Habana y los milicianos que defendían la zona, los ingleses iban a intentar la toma del Castillo de San Cristóbal por la retaguardia.
Efectivamente, este grupo numeroso de soldados ingleses , al mando de Troubridge , se acercó por el sur hacia el Castillo de San Cristóbal , por la zona de La Caleta, esperando que su acción se viera apoyada por las tropas, supuestamente desembarcadas al norte del castillo. La sorpresa fue tremenda, de repente unos 60 hombres salieron de la fortaleza y cargaron heroicamente contra las fuerzas invasoras; mientras desde la fortaleza se realizaban descargas de fusilería. Los ingleses huyeron hacia el oeste , dispersándose desordenadamente por las callejuelas de Santa Cruz, dirigiéndose junto con otro grupo, con el que habían establecido contacto, hacia una trampa mortal: el Convento de Santo Domingo .
En efecto, como consecuencia del total desorden del despliegue de fuerzas durante la operación de desembarco, 340 ingleses supervivientes bajo el mando de Troubridge y Hood, acabaron refugiándose en el convento Santo Domingo, donde quedaron completamente cercados.
La arrogancia británica, a pesar de la seria resistencia encontrada, animó al capitán Troubridge, siguiendo el plan de Nelson, a enviar un mensaje de solicitud de rendición al general Gutiérrez; quien lógicamente rechazó este absurdo y arrogante ultimátum británico .
Mientras tanto, Gutiérrez y sus oficiales no estaban completamente seguros de la evolución de la situación, pues les faltaba mucha información. Desde la terraza del Castillo, adivinaban el éxito logrado en la defensa de la Playa de la Alameda y del muelle, pero también les llegaron noticias preocupantes, los ingleses habían logrado internarse en la población al oeste del castillo.
Gutiérrez mando un enlace para localizar al comandante del Batallón de Canarias y entregarle la orden de controlar el muelle para evitar la retirada de Troubridge. Las fuerzas españolas procedieron mientras tanto a la destrucción de los botes ingleses varados en la playa y siguieron haciendo muchos prisioneros entre heridos y desertores.
Durante toda la noche, hasta la madrugada, se entabló una durísima batalla, calle por calle, en los oscuros y estrechos callejones del centro de Santa Cruz. El general Gutiérrez ordenó que 4 destacamentos de 40 hombres cada uno fueran taponando las bocacalles, apoyados con los pequeños y eficaces cañoncitos de campaña de 40 mm.
Ante lo difícil de la situación, Nelson, maltrecho y recién operado, a eso de las 6 de la mañana, envió 15 botes con unos 400 hombres hacia el muelle con objeto de reforzar los efectivos de Troubridge Los disparos de las baterías de costa (especialmente la del muelle, desclavada y puesta de nuevo en servicio por el Teniente Grandy) hundieron 3 botes, por lo que los demás regresaron a sus buques de origen. Entre muertos y ahogados, este último intento de Nelson, llevó a la tumba del fondo del mar a cerca de 100 soldados.
Informe de de Troubridge a Nelson:
Señor:
Debido a la oscuridad de la noche no encontré inmediatamente el Muelle, el punto señalado para el desembarco, pero avancé hacia la costa bajo la batería del enemigo, cerca del sur de la ciudadela; el capitán Waller desembarcó al mismo tiempo y otros dos o tres botes. El oleaje era tan grande que muchos retrocedieron; los botes se llenaban de agua en un instante y se estrellaban contra las rocas, mojándose la mayor parte de las municiones guardadas en los saquitos. Tan pronto como hube reunido unos pocos hombres avancé inmediatamente con el capitán Waller hacia la plaza, el lugar de reunión, esperando encontrarnos allí con usted y el resto de la gente; y aguardé cerca de una hora, tiempo durante el cual envié un sargento con dos señores del pueblo a intimidar a la ciudadela. Sospecho que mataron al sargento en su encargo ya que no he oído nada de él desde entonces. Perdidas todas las escalas de asalto en la resaca, o sin ser posible encontrarlas, no se pudo hacer ningún asalto a la ciudadela; por ello, marché a reunirme con los capitanes Hood y Miller, de quienes había sabido que hicieron bueno su desembarco, con una porción de hombres, al S.O. del lugar donde yo lo había realizado. Traté entonces de adquirir alguna noticia de Vos y del resto de los oficiales, pero sin éxito.
A las 5 de la madrugada, el teniente coronel Güinther, jefe del Batallón de Infantería de Canarias, requirió a Troubridge , comandante de las fuerzas inglesas de desembarco y encerradas en Santo Domingo, que se entregasen. Ellos se negaron, con la esperanza de la llegada de refuerzos desde la escuadra inglesa.
La terrible escena anterior, fue vista directamente por los sitiados ingleses desde la torre del convento de Santo Domingo.
Desgraciadamente para Nelson, las cosas no iban a cambiar, y lo que inicialmente iba a ser un simple paseo militar, se iba a convertir, gracias a la determinación de un puñado de soldados y milicianos, en una terrible tragedia y en la más triste derrota de Horacio Nelson.
Pero los ingleses persistían en su arrogancia y hasta otras dos veces Troubridge envió emisarios a Gutiérrez para que se rindiese. Pretendía acobardarle con la amenaza de incendiar Santa Cruz. El Comandante General respondía siempre con “aún disponemos de hombres y municiones .....”
Perdidas todas las esperanzas de recibir refuerzos, a las 6:30 de la mañana, Troubridge se rindió y envió un oficial con bandera blanca a ofrecer capitulaciones ante el general Gutiérrez. En su escrito , Troubridge ofrecía la capitulación siempre que “se le concedieran los honores de guerra”. El General accedió a la petición, con la condición de que aquella escuadra británica se comprometiera a no volver a atacar Tenerife ni a ninguna de las demás islas de Canarias.
El acuerdo fue firmado ante Gutiérrez por el capitán Hood, quien posteriormente se trasladó , acompañado por el capitán Carlos Adan , a bordo del Theseus, para informar a Nelson de la capitulación. Las condiciones fueron aceptadas por el contralmirante en todos sus términos, incluyendo el de entregar en Cádiz un informe del Comandante General dirigido a la Corte para informar de la victoria lograda
Los británicos vencidos desfilaron por la Plaza de la Pila, donde estaban formadas las Unidades españolas y los marineros franceses de La Mutine. Posteriormente al desfiles, se incorporaron los prisioneros para reembarcarlos con sus heridos a los buque de procedencia.
En la tarde del 26, los ingleses rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas de sus buques, en memoria del capitán de fragata Bowen, comandante de la fragata Terpsichore, muerto el día anterior.
Los españoles le entregaron comida y vino abundante, quedando muy satisfechos los “derrotados” por nuestras atenciones y humanidad
Los británicos, agradecieron el detalle obsequiando a Gutiérrez con un queso y una barrica de cerveza inglesa, a lo que correspondió el comandante general con dos barricas de vino tinerfeño.
La flota inglesa levó anclas ; y en las aguas de la rada de Santa Cruz , quedaron las esperanzas de un crucero y desfile militar, junto con 226 muertos ingleses, un barco hundido y el brazo derecho de Nelson
Informe oficial de Nelson al almirante Jervis:
Theseus, 28 de julio, frente a Santa Cruz
Señor,
En obediencia a sus órdenes de hacer un vigoroso asalto al pueblo de Santa Cruz en la isla de Tenerife, envié desde los diferentes barcos bajo mi mando 1000 hombres, que incluían a los infantes de marina, para que se prepararan para desembarcar bajo la dirección del capitán Troubridge del navío Culloden, y los capitanes Hood, Thompson, Fremantle, Bowen, Miller y Waller, quienes ofrecieron voluntaria y muy amablemente sus servicios; y aunque estoy bajo la dolorosa necesidad de informarle que no nos ha sido posible tener éxito en nuestro asalto, es mi deber afirmar que creo que nunca mayor osada intrepidez se mostró por los capitanes, oficiales y hombres que usted hizo el honor de colocar bajo mi mando; y el informe que le envío adjunto, espero le convencerá de que mis disposiciones, humildes como son, han sido ejercidas en la ocasión presente. Adjunto le envío también una lista de los fallecidos y heridos, y entre los primeros, con e más profundo dolor, tengo que colocar el nombre del capitán Richard Bowen, del navío Terpsíchore, el oficial más emprendedor, competente y valiente que haya servido en la marina de su Majestad; y con mucha pena tengo que mencionar la pérdida del teniente John Gibson, comandante del cúter Fox, y de un gran número de valientes oficiales y hombres.
H.Nelson.
Los españoles sufrieron cerca de 60 bajas, de las que 24 fueron mortales: 1 teniente coronel, 1 subteniente, 14 soldados y milicianos , 6 civiles y 2 marineros franceses.
El bando inglés sufrió muchas más bajas que el español. Los historiadores aseguran que las bajas totales inglesas, incluyendo prisioneros, fueron cerca de 800. Los muertos en combate , ahogados ( incluyendo los del Fox) y desaparecidos fueron 349; y los prisioneros unos 451. Otras fuentes especializadas, aseguran que las bajas inglesas llegaron a ser unas 600 soldados; es decir, alrededor del 50 % de los recursos iniciales de Nelson.
Santa Cruz, 25 de julio de 1797
Las tropas pertenecientes a S.M. Británica serán embarcadas con todas sus armas de toda especie, y llevarán sus botes si se han salvado; y se les franquearán los demás que se necesiten, en consideración de lo cual se obligan por su parte a que no molestarán el pueblo de modo alguno los navíos de la Escuadra Británica que están delante de él, ni a ninguna de las Islas en las Canarias, y los prisioneros se devolverán de ambas partes.
Dado bajo mi firma y sobre mi palabra de honor
Samuel Hood
Ratificado por
T.Troubridge, Comandante de las tropas Británicas.
Carta de Nelson a Gutiérrez
Nelson, envió una carta de agradecimiento al general Gutiérrez por el trato dado a sus hombres , que fue entregada por Troubridge el día después, cuando recuperaron a los heridos que estaban en los hospitales de Santa Cruz
Theseus, en las afueras de Tenerife, 25 de julio de 1796
”No puedo separarme de esta isla sin da a V.E. las más sinceras gracias por su fina atención para conmigo, y por la humanidad que ha manifestado con los heridos nuestros que estuvieron en su poder, o bajo su cuidado, y por la generosidad que tuvo con todos los que desembarcaron, lo que no dejaré de hacer presente a mi Soberano, y espero con el tiempo poder asegurar a V.E. personalmente cuanto soy de V.E. obediente humilde servidor”
Horacio Nelson
Respuesta de Gutiérrez:
"Muy Señor mío, de mi mayor atención: Con mucho gusto he recibido la muy apreciable de V.S. efecto de su generosidad y buen modo de pensar, pues de mi parte considero que ningún lauro merece el hombre que sólo cumple con lo que la humanidad le dicta, y a esto se reduce lo que yo he hecho para con los heridos y para los que desembarcaron, a quienes debo de considerar como hermanos desde el instante que concluyó el Combate. Si en el estado a que ha conducido a V.S. la siempre incierta suerte de la Guerra, pudiese yo, o cualquiera de los efectos que esta Isla produce, serle de alguna utilidad o alivio, ésta sería para mí una verdadera complacencia, y espero admitirá V.S. un par de barricas de vino, que creo no sea de lo peor que produce. Sería de mucha satisfacción tratar personalmente cuando las circunstancias lo permitan, a sujeto de tan dignas y recomendables prendas como V.S. manifiesta; y entre tanto ruego a Dios guarde su vida por largos y felices años”.
Santa Cruz de Tenerife 27 de julio de 1797
B.L.M. de V.S. su más seguro atento servidor.
D. Antonio Gutiérrez
Si Nelson hubiera tomado Santa Cruz, muy probablemente las Islas Canarias, no hubieran vuelto a ser una parte de España. Los británicos podrían hoy veranear, tan a gusto, en una de sus colonias tal como hacen en Gibraltar. Nunca los ingleses hubieran soltado las Islas Canarias, salvo por la fuerza , tal como hicieron con la Isla de Menorca en 1782.
Fuentes documentales de la Gesta del 25 de Julio (1997) Luis Cola, Pedro Ontoria y Daniel García Pulido
Addenda a las Fuentes documentales (2007). Mismos autores
El 25 de Julio a la luz de las Fuentes documentales (1997). Luis cola y Daniel García.
Héroes y testigos de la derrota de Nelson en Tenerife (2004). Juan Carlos Cardell.
El verano en que Canarias pudo ser otro Gibraltar. G.B. D. Emilio Abad Ripoll (CISDE – 2013)
Fatal inicio y peor desenlace para los ingleses en Tenerife. G.B. D. Emilio Abad Ripoll (CISDE – 2013)
La gran mentira británica sobre Nelson y Tenerife. G.B. D. Emilio Abad Ripoll (CISDE – 2013)
Entrevista al G.B. D. Emilio Abad Ripoll: sin la gesta del 25 de julio, aquí hablaríamos inglés
Entrevista al G.B. D. Emilio Abad Ripoll: un recuerdo merecido a la Gesta olvidada
La mayor derrota de Nelson. El intento de ocupación de Tenerife, julio 1797
El día que soldados ingleses de Nelson y españoles compartieron patio de armas
La derrota de Horatio Nelson en Canarias 1797- Capitulo I - Horatio Nelson
La derrota de Horatio Nelson en Canarias 1797 - Capitulo III - Antonio Gutiérre
La derrota de Horatio Nelson - 1797 - Capitulo IV - La flota de Nelson
Letters and dispatches of Horatio Nelson
Muchas Gracias!
Paco Domingo
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Pronunciamientos Militares y Magnicidios en la España del Siglo XIX
Tauromaquia: el Arte Taurino en el Mundo de los Toros
Micomania: el Mundo de las Setas a tu Disposición
La Hemeroteca de la Corrupción
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