Todo ocurrió hace unos 1.300 años, cuando un ejército compuesto por tropa de bereberes y algunos árabes invadieron el reino de los godos de Hispania. En poco tiempo las hordas musulmanas dominaron prácticamente toda la Península Ibérica.
Entre el 19 y el 26 de julio del 711, se enfrentaron en el rio Guadalete los ejércitos del reino Visigodo de Hispania, capitaneados por su rey don Rodrigo y un ejército de árabes y bereberes al mando de Táriq Ibn Ziyad. La batalla terminó con aplastante victoria musulmana y fue el inicio de la pérdida de Hispania y del sometimiento rápido de casi todo su territorio al imperio musulmán.
Para Compartir en FacebookEn el año 570 de nuestra era los desiertos de Arabia vieron llegar al Profeta, su nombre era Mahoma. En el 610, Mahoma se encontraba meditando en una cueva cuando una noche se le apareció el arcángel san Gabriel que le transmitió todos los conocimientos necesarios y Mahoma concibió el Corán.
Las ciudades de Arabia, no sin resistencia, se fueron uniendo al mensaje de Alá. La Meca, Medina, vieron crecer los seguidores de Mahoma y conocieron su mensaje , la Yihad, la Guerra Santa contra los infieles y comenzó su propagación. Los países fueron sumándose a la nueva religión, cayó Israel, Jordania, Irán. A continuación el islam tomó Egipto, Libia, Túnez, los territorios de la actual Marruecos. En el año 698, los soldados de Alá tomaron Cartago, la capital de los cartagineses y después rodearon Ceuta y pasando un pequeño estrecho de mar de 14 km, donde se encontraba el Continente Europeo. La Península Ibérica iba a ser la siguiente conquista, un nuevo territorio donde difundir el mensaje de Alá. Los visigodos serían sus nuevas víctimas.
En el sistema político visigodo los reyes no eran hereditarios, sino elegidos en asamblea entre los nobles. Cuando moría un rey, se volvía a elegir otro, que no tenía que estar necesariamente emparentado con el difunto. Esto suponía frecuentes insurrecciones, rebeliones, conspiraciones, asesinatos e incluso fueron también frecuentes los regicidios. Las guerras civiles podían estallar muy fácilmente entre aquellos que aspiraban al trono. Esta falta de continuidad dinástica fue lo que indirectamente causó la desaparición de la monarquía visigoda del reino de Hispania.
El poder real constituía una formidable meta en la vida política de la oligarquía gótica. Los magnates estaban al acecho de la ocasión para alcanzar el trono a la muerte del monarca reinante. La corrupción y la politización de la Iglesia, se combinaron fatalmente con los problemas del ejército. La Iglesia sirvió al Estado y se sirvió de él. Cuando la Iglesia fue infectada por los clérigos visigodos, la Iglesia sufrió una grave crisis moral y participó en las luchas por el poder político y por la laica riqueza.
La discordia final y definitiva sobrevino por la herencia y sucesión del rey Vitiza. En el año 710 en el reino visigodo hay una guerra civil por el trono del reino de Hispania, hay guerras sangrientas y disputas internas. La contienda es entre los hijos de Vitiza y los seguidores de don Rodrigo, el duque de la Bética. Vitiza había muerto en febrero del 710 con 30 años y sus hijos eran demasiados jóvenes para asumir ese trono.
A la muerte de Vitiza, un grupo de nobles nombraron rey al hijo mayor de Vitiza, Achila II, que tenía 10 años. Pero el duque de la Bética no lo aceptó y se iniciaron las disputas entre vitizanos y seguidores de don Rodrigo.
Don Rodrigo lo intentó y finalmente en el año 710 logró el trono del reino Visigodo y fue proclamado Rey. Pero el trono ya estaba ocupado por los vitizanos y hubo de desalojarlos de él por la violencia.
Achila II huyó humillado retirándose al norte de la península. Los hermanos de Vitiza, entre ellos Sisberto y don Oppas, arzobispo de Sevilla, junto con el conde don Julián, pensaron en pedir ayuda a los musulmanes para expulsar a don Rodrigo del trono. Esto facilitó la entrada de musulmanes en nuestro territorio y posteriormente una infame traición, de don Oppas, en el campo de batalla de Guadalete precipitó el final del reinado visigodos en Hispania.
El conde don Julián, gobernador de Ceuta, preparó su venganza, su hija la cava Florinda, había sido forzada por don Rodrigo en la corte de Toledo. Se conoce por referencias musulmanas que don Julián, personaje misterioso de raza incierta, se hallaba ligado a Vitiza por los vínculos de fidelitas.
El gobernador de Ceuta, puntal de la defensa del reino visigodo entregó Ceuta a los musulmanes a la muerte de Vitiza. Don Julián entabló negociaciones con Musa o Muza para invitarle a desembarcar en la Península. Muza ben Nusayr, era el emir de África del Norte nombrado por el califa de Damasco. Los musulmanes aceptaron el pacto ofrecido por el conde para participar en la guerra civil en apoyo de los vitizanos como tropa auxiliar.
Los vitizanos soñaron con obtener la ayuda de los mahometanos. Atanagildo había vencido a Agila gracias a la ayuda de los bizantinos que dominaban África. Sisenando había destronado a Suintila apoyado por el franco Dagoberto. Los vitizanos pensaron que llamarían a los mahometanos asentados en la Tingitania, recuperarían el trono y que posteriormente sus aliados volverían a su territorio africano igual que había ocurrido otras veces en el pasado.
Julio de 710. El califa aconseja hacer una exploración para verificar las información de don Julián. Muza envió a un capitán musulmán llamado Tarif abu Zara, que desembarcó en la costa de Cádiz con 400 hombres y algunos caballos. A partir de entonces el punto de desembarco recibió su nombre Tarif, Tarifa. La incursión fue muy productiva, Tarif asoló la región y consiguió un valioso botín. A su vuelta, el capitán musulmán, de origen bereber, contó su aventura a Muza y le anima con proseguir la incursión ahora ya con un mayor contingente de tropas.
En la noche del 27 al 28 de abril de 711, Muza envió a su lugarteniente Táriq ibn Ziyad, quien desembarcó con unos 7.000 soldados beréberes en un monte que tomó su nombre, es decir, Yebel-Táriq, (Gibraltar). Don Julián cedió cuatro naves para el transporte del ejército de asalto musulmán. Este es el inicio de la invasión musulmana de Hispania y de la desviación del auténtico camino que debería haber seguido la historia de España.
Cuenta la leyenda que Táriq, mandó quemar las naves para obligar a sus hombres a combatir hasta la muerte. Los musulmanes inician los ataque y correrías por la zona de Cádiz. Sancho, el sobrino de don Rodrigo intenta hacer frente a las tropas bereberes, pero es imposible. Manda correo urgente a su tío don Rodrigo, que se encuentra en Navarra.
En vista de los buenos resultados logrados por Táriq, Musa se anima y decide apuntalar definitivamente la incursión mediante el envío de 6.000 soldados más desde Ceuta. El Cuerpo de Ejército musulmán asciende ya a 13.000 soldados, fanatizados y determinados a conquistar para Alá la infiel Hispania .
Don Rodrigo, no pudo acudir a tiempo a la cita con los invasores, porque en estas fechas, se encontraba en Navarra sofocando una rebelión de los vascones. Arregló lo que pudo y partió rápidamente para atender la frontera sur de su reino. Reclutó fuerzas voluntarias y junto con su ejército personal y el tesoro real se dirigó a Cádiz con intención de parar la invasión sarracena. Logró reunir entre de 30.000 y 40.000 soldados, fuerza que en un principio hubiera sido suficiente para acabar con la invasión.
Cuando Don Rodrigo llega, Táriq ya había consolidado su cabeza de puente andaluza. Habían vencido a las tropas godas de defensa y ocupado la antigua Carteya, el fondo de la bahía que hoy llamamos Algeciras.
Mientras don Rodrigo de dirigía, desde los valles navarros a Cádiz, el ejército de Tarik avanzó ocupando los distritos e Algeciras
El 19 de julio de 711 se inicia la batalla decisiva que abrirá definitivamente las puertas de Hispania a 8 siglos de dominación musulmana. El lugar del enfrentamiento aparece en las fuentes árabes con varias denominaciones: Wadi Lakk o Río del Lago, identificado tradicionalmente con el Guadalete; Wadi-l-Buhayra o Río de La Albufera, que puede corresponder al río Barbate o a la laguna de La Janda. Nosotros nos hemos referido a ella siempre como la batalla de Guadalete o de la Janda
Por un lado tenemos al ejército Godo con unos 40.000 soldados, que en principio deberían ser suficientes para derrotar a las fuerzas invasoras. En el Cuerpo Central, y al mando del ejército el rey don Rodrigo. En los flancos, los hermanos de Vitiza, la traición estaba cerca y don Rodrigo fue un ingenuo o tuvo un exceso de confianza al situar en las alas de su ejército a los que recientemente habían pugnado por su trono, él creyó en la lealtad a la causa Goda frente a la invasión musulmana.
Por otro lado 13.000 hombre muy motivados e impaciente por iniciar el combate. Determinados a la victoria y alcanzar el paraíso eterno. Los bereberes eran muy buenos guerreros y excelentes jinetes, creían en su superioridad y tenían la ventaja moral para conseguirla.
Se enfrentaban dos culturas con dos ideas muy diferentes de la vida, la espada frente al alfanje, la cruz frente a la media luna. Un Imperio en expansión, se abría paso a codazos, motivado, joven e impulsado por una idea común. En frente, la decadencia de una monarquía vieja, cansada, dividida y sin objetivos comunes; iba a llegar la revolución al viejo reino visigodo.
La batalla se prolongó entre el 19 de julio y el 26. La rivera del rio Guadalete se llenaban de muerte y desolación. Se enfrentaron la caballería visigoda y la musulmana, con mucho ímpetu y determinación. Los días iban reduciendo los recursos de ambos contendientes, el resultado era incierto. Los godos hacían valer su superioridad numérica y los musulmanes no podían resistir muchas jornada más.
Pero en el momento crucial de la batalla, en el momento decisivo, los hermanos de Vitiza, entre ellos el arzobispo de Sevilla don Oppas y Sisberto, se pasan en masa al bando musulmanes. Don Rodrigo y los suyos quedan asombrados por la traición y desmoralizados por la deserción de sus compatriotas.
Todas las fuentes escritas de la batalla, tanto cristianas como árabes coinciden en que los parientes de Vitiza cambiaron de bando en mitad de la batalla. También los cronistas árabes, aseguran que fue determinante la traición, los visigodos se vieron privados de su clara superioridad numérica y quedaron indefensos ante la táctica envolvente de los musulmanes. Habían pactado la traición la noche anterior, en una reunión en el campamento árabe, a cambio de mantener sus derechos al trono y sus propiedades. La verdad es que los vitizanos sí cumplieron su pacto, pero los musulmanes se olvidaron de todo lo pactado. Cosas de la historia.
Los musulmanes motivados aún más por tan sorprendente refuerzo, embiste con más virulencia y fuerza contra el cuerpo central del ejército Godo. Don Rodrigo queda totalmente aislado con su ejército y ya predice su incierto futuro. Atacan con todo lo que tienen, entre gritos y alabanzas a Alá. El cuerpo de ejército de caballería de arqueros bereber destrozan el cuerpo central godo. El reino godo se está decidiendo en esos momentos, Hispania está perdida. Los vitizanos conocería en sus propias carnes y sin mucho esfuerzo, la diferencia entre alianza y dominación de su territorio.
Posiblemente don Rodrigo se escapó a la antigua Lusitania con un puñado de leales. Allí, siglos más tarde, en la localidad de Viseu, se descubrió una lápida con una inscripción que rezaba: “Aquí yace Roderico, rey de los godos”. Según testimonio del abate Antonio Calvalho da Costa en su Corografía portuguesa, dicha lápida se conservó hasta el siglo XVIII en la iglesia de San Miguel de Fetal.
El 26 de julio de 711, fue el final del ejército godo, ya nunca más volvieron a ser una fuerza de combate. Los musulmanes tuvieron 3.000 muertos y los godos unos 10.000. El inmenso tesoro real fue captura por las tropas de Táriq. Siglos más tarde descubriremos los tesoros Godos en Torredonjimeno y Guarrazar.
El aspecto positivo de la derrota de Guadalete fue que a partir de entonces, los musulmanes fueron el enemigo común de todos los reinos cristianos que poco a poco se fueron configurando en el norte de la península. Posiblemente sin este enemigo común, nunca se hubiera llegado a la unidad de España.
Ante la extraordinaria noticia, Muza envió nuevas tropas a la península. 18.000 nuevos soldados que reforzarían las tropas de Táriq. Con aproximadamente 28.000 efectivos, Táriq inicia la conquista de Hispania, en pocos meses van sometiendo toda la Península Ibérica.
Inexplicablemente lo que Roma necesitó 2 siglos para conquistar, cuando no existía estado que la defendiera, los musulmanes pudieron conquistarla en sólo unos meses, luchando contra un estado y su ejército.
Los vitizanos reciben en Toledo a los musulmanes con vítores como liberadores, por fin van a conseguir el trono godo. Toledo, ni si quiera presenta batalla, son recibidos como aliados de la corte. La leyenda dice que en Toledo los hombres de Táriq se apoderaron de la Mesa del Rey Salomón.
Los historiadores explican la fulminante conquista de la península por el islam por la traición de los godos vitizanos y los judíos. Los motivos de los vitizanos ya han sido comentados; entre los españoles de aquella época quedó muy arraigada la traición de los judíos, sentimiento que perduró a todo lo largo de la Edad Media, y ha sido una de las principales causas del odio a los judíos en la España Reconquistada. Parece que fue decisiva la ayuda de los judíos en la conquista y caída de Toledo y de Granada.
La rápida pérdida de Hispania a manos de los musulmanes, tuvo lugar mediante dos vías: por pactos con los godos locales o mediante las armas
Por las Armas:
Cuando una plaza o pueblo caía en manos musulmanas, la población quedaba prisionera, no podía abandonar la ciudad, sus bienes eran confiscados por el estado y pasaban a ser botín de guerra a manos de las tropas y fuerza musulmanas. Los bienes ciertos ( las tierras) pasaban en su quinta parte al estado y el resto se repartían entre los conquistadores participantes, en modo de pleno dominio o en usufructo de por vida.
Por pactos:
Muchos territorios se adhirieron voluntariamente a las fuerzas agarenas. En este caso las ciudades conservaron así sus leyes pero se sometían al pago de impuestos establecido por el Corán para los infieles. Precisamente este fue el hecho que catalizó ( fenómeno no espontáneo) la conversión en masa de cristianos al islam, son los muladíes. En caso de pactos, también quedaban confiscados para el estado los patrimonios de los muertos, huidos y de la iglesia
De esta manera, la mayor parte del territorio quedó en manos de los hispanos-romanos , porque la mayoría de los territorios prefirieron pactar antes que luchar con sus armas. Mantenían sus dominios, perdiendo sus derechos y libertades.
Al norte de África, llegaba las buenas noticias y los voluntarios esperaban impacientes para pasar a la península para enriquecerse y lograr su botín, la llamada a la Yihad era ya imparable. En dos años habían conquistado la práctica totalidad de la Península Ibérica.
Pero todavía permanecía un último reducto de resistencia...... Don Pelayo se Rebela
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Paco Domingo
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http://www.cehj.org/Nuestra.pdf
http://bachiller.sabuco.com/historia/Al%20Andalus.pdf
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